Manfred of Sweden es una de las empresas que durante los últimos cinco años han aprovechado la explosión del mercado de servicios y accesorios para mascotas. Un mercado floreciente que da mucho dinero y que está elevando el estatus de las mascotas domésticas hasta unos niveles inimaginables.
La fiesta del perro de fin de año de Tokio da cabida a empresas que venden aspiradores especiales para recoger desechos perrunos, profesores de yoga con perro o estudios fotográficos para perros. Pero el evento que más público atrajo fue el desfile de moda canina en el que ocho empresas europeas, americanas y japonesas presentaron sus diseños con nombres como J’adore, Bad girl bad boy o Metallic Rasta Jacket.
A los lados de la pasarela, el público tomaba notas y sacaba fotografías, como en un desfile de ropa.
A los lados de la pasarela, el público tomaba notas y sacaba fotografías, como en un desfile de ropa.
Bjoern Gordsby, el presidente de Manfred, hace cinco años abandonó el negocio de la música y aprovechando un resfriado de su mascota (Manfred) lanzó una empresa hoy presente en Nueva York, Milán, Londres, París y Tokio. Este empresario sueco y su mujer, que diseña las piezas, se centraron en la gama alta del mercado y han lanzado una colección junto a Swarovski de abrigos de piel para perros con pedrería.
Este fenómeno sociológico es particular en Japón. En este país, con uno de los mayores índices de soledad del mundo, los accesorios y servicios para perros son algo natural.
La mayor parte del público que acudió a la fiesta del perro, celebrada en una de las más importantes centros de exposiciones y ferias de la capital japonesa, se llevó consigo a su mascota en brazos, atado con una correa y en muchos casos, dentro de un carrito parecido a los de bebés.
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